Recuperando la libertad: una cirugía que cambió una vida

Hay casos que, por su complejidad y el impacto en la vida del paciente, quedan grabados en la memoria. Uno de ellos es el de un hombre de 62 años que llegó a mi consulta con una enfermedad diverticular complicada. Hasta ese momento, había seguido un tratamiento conservador, pero algo en su cuerpo le decía que era momento de buscar una solución definitiva.

Lo que más le preocupaba no era solo el dolor abdominal, sino un síntoma que lo desconcertaba: notaba burbujas de aire en su orina. Esto, conocido como neumaturia, es una señal de alarma que indica una posible comunicación anormal entre el colon y la vejiga. Además, sufría infecciones urinarias recurrentes. Tras realizar estudios de imagen y laboratorio, confirmamos el diagnóstico: una fístula colovesical, es decir, una conexión anómala entre el colon sigmoides y la vejiga, causada por la inflamación y el daño progresivo de la enfermedad diverticular.

Cuando le expliqué la situación y la mejor opción de tratamiento—una hemicolectomía izquierda con resección de la fístula colovesical por videolaparoscopia—su reacción fue de alivio. Sabía que enfrentaba una cirugía importante, pero también que era su mejor oportunidad para recuperar su bienestar.

Junto con mi equipo, planificamos cada detalle para garantizar una cirugía segura y efectiva. En quirófano, realizamos cuatro pequeñas incisiones en el abdomen para introducir el equipo laparoscópico. Este tipo de abordaje tiene ventajas significativas: menos dolor postoperatorio, menor riesgo de complicaciones y una recuperación más rápida.

Durante el procedimiento, separamos cuidadosamente el colon afectado de la vejiga, asegurándonos de no comprometer su integridad. Luego, resequé la parte del colon con la enfermedad diverticular y la fístula, y realizamos una anastomosis—la reconexión del colon sano con el recto—mediante una engrapadora circular. Para garantizar que todo estuviera en óptimas condiciones, verificamos la unión con una colonoscopia intraoperatoria y realizamos una cistoscopia para revisar la vejiga. El resultado fue un procedimiento exitoso.

Lo que a veces puede parecer una cirugía sencilla en teoría, en realidad requiere precisión, paciencia y un equipo altamente coordinado. Sin embargo, cuando trabajamos con pasión y compromiso, el tiempo en el quirófano pasa sin darnos cuenta.

Semanas después, en consulta de seguimiento, vi a mi paciente con una nueva actitud, sin dolor, sin infecciones, retomando su vida con normalidad. Casos como el suyo refuerzan mi convicción de que un diagnóstico oportuno y una intervención a tiempo pueden devolver no solo la salud, sino también la tranquilidad y la felicidad a quienes confían en nosotros.

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